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domingo, 29 de junio de 2014

CRÍTICA: ENEMY

En el corazón de esa pesadilla llamada realidad hay una gran pregunta. ¿Habrá respuesta para ella o nos quedaremos atrapados por su misterio? Eso es lo que parece decirnos esta película que dinamitó la sección oficial del festival de San Sebastián (aunque el jurado no le hiciera caso). Basada en un relato de José Saramago (El hombre duplicado), Denis Villeuneuve recupera esas atmósferas surrealistas y oníricas que David Lynch engendró; construyendo su propia habitación roja a partir de una adaptación libérrima del texto del escritor portugués. No sabemos si lo que se oculta bajo esa imagen amarillenta son universos paralelos, mutaciones genéticas o algo mucho más abstracto; tan escondido en el interior de la mente del rol principal que sólo podemos pronosticar. Y es entonces, dónde esta película se te queda en la cabeza y te convierte en su propio protagonista .

Para eso, el director de Incendies coge a Jake Gyllenhaal (con el que repitió en Prisioneros pero aquí sobretodo es dónde se luce) para ejercer de afable profesor de literatura de vida monótona. Le añade un triángulo al más puro estilo Hitchcock con Mélanie Laurent y Sarah Gadon, que emula a Vértigo; de una sensualidad que deja sin habla. Si a todo eso le sumamos además de la dirección del director canadiense, el sólido guión de Javier Gullón, la óptica limonada e inestable de Nicolas Bolduc (esa iluminación tenebrosa, por favor), el sonido del gran Marc Orts, etc; tenemos el empaque suficiente para que nos preguntemos:  ¿Cómo seríamos "nosotros" frente a nosotros mismos?”. No busquen respuestas inmediatas. El tiempo las pondrá en su sitio.

NOTA: 9

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