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viernes, 21 de junio de 2013

CRÍTICA: LA BICICLETA VERDE



 Hoy les presento un film de esos capaces de hacer reflexionar al espectador sobre el mundo que vivimos. O mejor dicho una cinta que explicando una historia tan sencilla como la contada aquí, explora una cultura tan alejada a la nuestra ( y tan desconocida) que el simple hecho de mostrarnos lo que nos muestra es ya una lección para todos. Además, el film esta dirigido por Haifa Al Masum, la primera directora de origen saudí que rueda un film. Una película que, por desgracia, no será profeta en su tierra ya que no podrá estrenarse en su país de origen en salas. Porque en Arabia Saudí las salas de cine no existen. Son ilegales.

La historia de "La bicicleta verde" es la de Wadja, su pequeña protagonista de 10 años. Wadja vive en Raid en el seno de una familia tradicional de clase baja; sometida bajo un régimen islámico donde las mujeres son el último escalafón. En ella, Wadja se "enamora" de una bicicleta que le permitiría competir con su mejor amigo, Abdullah. Lo que en nuestra sociedad no seria motivo de conflicto en el mundo de Wadja es un "atentado" contra lo establecido. Tanto su madre como la directora del centro no están de acuerdo con ese deseo. Las "chicas decentes" no montan en bicicleta en Arabia Saudí. Solo viven para contentar a sus maridos.

El film expone eso con naturalidad pasmosa e incluso sutileza, manejando el drama y la comedia con perfecto equilibrio. Además, hace hincapié en toda esa doble moral de la vida diaria llena de contradicciones de una sociedad de normas retrógadas que encierra las mujeres en burkas tanto de tela como de frustación. Y lo hace a través de un reparto entregado con una sólida construcción de tanto personajes masculinos como femeninos ( aunque estos últimos son los mas protagónicos) Era muy fácil caer en el maniqueismo pero el fin consigue no polarizar entre buenos y malos a la vez que no olvida de criticar lo absurdo de un sistema como el que describe este drama infantil. También tiene actuaciones genuinas con personajes con matices como el de la madre de la protagoniza encarnada por una fantástica Reem Abdullah.

No revelaré mas del film. Sólo diré que a la mitad de éste, la cinta se queda algo estancada en la odisea personal de la niña pero un último acto emotivo y con algún que otro giro magistral de guión convierten la cinta en una pequeña joya a reinvidicar. Y además de eso, nos enseña un mundo que bien hay que conocer sin prejuicios para entenderlo; aunque no lo comprendamos. Porque es imposible comprender porque según que creencias, limitan de tal forma la libertad de las personas. 


 NOTA: 7


CRÏTICA: EL HOMBRE DE ACERO


Superman es algo más que un cómic. Es un icono de la cultura USA, algo que quizá explique porque sobretodo en el resto del mundo su imagen no ha calado tanto en el resto de Europa frente a los símbolos marvelitas. Poco terrenal, frío como el quid que señalaron la mayoría de las críticas que recibió Bryan Singer; con su versión remix del personaje en Superman Returns.

Ahora, Hollywood plantea un reboot total. Una versión, en la que incluso la mítica sintonía de John Williams es substituida por los operísticos compases de la factoría Hans Zimmer (que aquí ofrece su peor cara). Donde además nuestro héroe no lleva calzoncillos por fuera. Y que no usa las gafas como una máscara de infalible resultado. Un superman 2.0.

Una historia en la que vuelve a hablar sus orígenes pero bajo el canon de su productor, Nolan. "El sustrato como forma de reinventar los iconos de la cultura pop, aportando densidad y dejando a la palestra el subtexto; que en sus anteriores incursiones centradas exclusivamente en lo lúdico habían dejado de lado."


¿Y como lo hace? Pues con un primer acto que parece un mix entre un 300 intergaláctico y Avatar; un segundo acto como si Terence Malick hiciera Transformers y un epílogo entre Roland Emmerich y el Dragon Ball mas hiperbólico. Parece que el monstruo Boo aparecerá en cualquier momento pero no lo hace porque la película carece de cualquier atisbo de humor. 3 chistes contados y al final, tan forzados como las relaciones entre los protagonistas, los cuales son invitados de piedra. Solo Russell Crowe, el carisma de Amy Adams o algun momento inspirado de Diana Lane sobrevive a la pirotecnia. Ni Cavill, ni Fishburne, ni Shannon ni Costner. Muy lejos de la brillantez expuesta por ases de la interpretación en la trilogía del murciélago.
Y es que la producción de Nolan es un espejismo. Quiere ser un film de la escuela del director de Origen pero su falta de sutilidad y su búsqueda invesante de convertirse en maremoto épico y sensorial acaba por hacer fracasar la construcción de los personajes y la narración. Por mucho que quieran enseñar su grado de trascendencia, bajo la capa en esta ocasión sólo hay pose; no hay mensaje, ni nada. Falso. Algo que particularmente como espectador me produce las siguientes reacciones: primero me apabulla, después me deja indiferente y por último me aburre. Y un servidor llega al punto que no sólo añora a Richard Donner si no a Bryan Singer. Así pues, la decepción del año para un servidor. Lástima. Espero que ustedes encuentren más alicientes que yo en la propuesta. La verdad es que en esta ocasión la kriptonita no es el peor enemigo del héroe.


NOTA: 2




sábado, 8 de junio de 2013

CRÍTICA: EL MENSAJERO



Para un film me interese no solo me tiene que contar una historia interesante. También me la tienen que contar de forma interesante. Al menos según este criterio de este humilde crítico que siempre intenta explicar las cosas desde su prisma y evitando sentar cátedra. No sé si siempre lo consigue pero la intención está para lo bueno y para lo malo. En el caso de "El mensajero" (Snitch) estamos ante el segundo caso. Ha sido uno de los films que mas me han aburrido este año. 

El punto de partida es muy simple. Un padre (Johnson) recibe un duro golpe cuando condenan a su hijo adolescente a una pena de treinta años de cárcel por un delito relacionado con el narcotráfico. Para conseguir que reduzcan su condena, intenta ponerse en contacto con un importante traficante.

Snitch opta por centrarse en el drama familiar en lugar de la acción habitual de este tipo de productos. Algo digno de alabar si no fuera porque los recursos dramáticos usados son de un nivel muy bajo: actores pobres, diálogos conformados por clichés, dirección actoral y técnica  muy esquemática; dejando una sensación de deja vú que deriva hacia la artificialidad y la incredulidad. 

Además,el film intenta poner en la palestra cierta crítica a la legislación norteamericana pero su trasfondo políticamente correcto y su descuidada exposición del problema a lo largo del film convierte el asunto en un leitmotiv puramente ocasional.

Tampoco las escasas escenas de acción hacen subir el barómetro del film: Pobres, falsamente aparatosas y filmadas con una de las cámaras en mano más desafortunadas que recuerdo. Sorprende aún mas ese aspecto ya que el realizador del film, Ric Roman Waugh, es un stunt reciclado en cineasta. 

Del elenco tampoco rescato nada. Solo un nombre: Susan Sarandon, que en su enésimo rol secundario cumple con una profesionalidad intachable (y en menor medida, Barry Pepper). Pero ambos están desaprovechados por que lógicamente el reparto lo monopoliza The Rock, que interpreta a un normal e inofensivo padre de familia con quilos y quilos de músculo. Algo que no cuadra para nada.
En fin, un despropósito que no funciona como drama. Ni como film de acción y nulo en cuanto a elementos cómicos. ¿Que aliciente tiene el film aparte de ver en 3 escenas a Sarandon que cumple su pobre rol sin mas? Yo no se lo encuentro. Espero que ustedes si lo hagan si es que deciden verla. 

NOTA: 1

jueves, 6 de junio de 2013

CRÍTICA: TRANCE


"Su memoria está encerrada en una jaula y, con la fuerza necesaria, la cerradura puede romperse." Esa es una de las frases de la nueva cinta de Danny Boyle. El cineasta británico tiene un sello propio y lo vuelve a llevar a cabo con Trance, un hipnótico thriller psicológico (nunca mejor dicho) donde el director de Slumdog Millonaire intenta golpear nuestra mente a través de un laberinto visual donde su factura videoclipera consigue ser el recurso perfecto e idóneo para que la cinta avance. Pero también para que se regocije de si misma. Porque aquí Danny Boyle muestra sus mejores virtudes, cierto. Pero en opinión de este humilde crítico también su kriptonita como autor. 

El punto de partida es el siguiente: Simon (James McAvoy), un empleado de una casa de subastas, se asocia con una banda de criminales para robar una valiosa obra de arte. Pero, tras recibir un golpe en la cabeza durante el atraco, descubre, al despertarse, que no recuerda dónde ha escondido el cuadro. Cuando ni las amenazas ni la tortura física logran arrancarle ninguna respuesta, el jefe de la banda opta por escoger un método menos convencional; donde entrará en juego una psiquiatra especializada en hipnosis.

La primera hora me parece magistral. Después de una intro donde Boyle usa la economía narrativa y su lenguaje cinematográfico (donde hasta un Ipad puede servir como cámara ocasional, por ejemplo) nos presenta las cartas a los 10 minutos. Donde otros se pierden en los preámbulos él va al grano. Bravo.  

Posteriormente, el film avanza con progresión y acierto a través de un sentido del humor ingenioso e inspirado y su dirección virtuosa pero precisa. Además, el trío actoral está estupendo. Sobre todo en su elenco destacaría Rosario Dawson, una psicóloga muy original que se mantiene firme a lo largo de todo el relato pese a los múltiples golpes de timón del guión. También su temática es algo que particularmente hallo muy estimulante. Una matéria como es la terapia a través de la hipnosis está llena de posibilidades visuales y conceptuales capaces de tener un desarollo de lo más interesante y estimulante para el espectador. Durante buena parte del metraje, Boyle nos ofrece su Origen particular, sólo que en donde Cristopher Nolan mandaba la sobriedad aquí Danny despliega sus armas mas alucinógenas pero teniendo todo bajo control. Al menos hasta determinado instante.

Porque ahí veo el quid del film. El problema para un servidor es que, a partir de un determinado giro, Trance se rompe. El film acaba cayendo en una espiral de vueltas de tuerca constante tan radical que la reduce a poco más que un ejercicio de sobrealimentación de sus propios excesos. Es muy fácil perderse en su metraje pero da la impresión que el libreto de la película no es que tenga muchas capas es que lo han anabolizado de un falso sustrato para ocultar su vacío. Dicho de otro modo: Trance acaba siendo tramposa y mas hueca de lo que le gustaria hacernos creer.

No obstante, si repasamos la filmografia del británico tampoco nos debería sorprender esa dicotomía. En su ópera prima, cuya Trance tiene multitud de paralelismos ya se observaba esos personajes llenos de recovecos oscuros y retorcidos, esos excesos y giros bruscos de guión para intentar romper las expectativas del espectador aunque la irrealidad de lo que nos acontece en su último trabajo proporciona a Boyle la ocasión de rizar el rizo, aún mas que de costumbre.

Sin embargo, el film no aburre y el trío actoral está a a la altura del director de Trainspotting; (que a pesar un par de decisiones formales "discutibles" aunque también comunes en este realizador) muestra que es un magnífico narrador. Pero el libreto de Joe Ahearne y John Hodge acaba enseñandonos una cruda realidad: que en nuestra cabeza hallaremos una arquitectura psicodélica que configura un pasadijo de espejos donde nuestros miedos, deseos y obsesiones adoptan extrañas formas. Unas formas a veces indescifrables pero quizá no exactamente "sutiles"como si lo fue su Tumba Abierta. Una lástima.

NOTA: 6,5