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martes, 30 de abril de 2013

CRÍTICA: STOKER

Qué es el cine? Seguramente cada aficionado al séptimo arte daría una respuesta diferente. Está claro que el espectador no quiere quedarse indiferente ante una propuesta. Quiere sentir amor, dolor, alegría y sobretodo interés por lo que le cuentan. Algunos buscaran en su aspecto formal su vehículo de conexión con la cinta. Otros, le darán más hincapié a los actores o al guión de la propuesta. Todos intentarán valorar el conjunto final pero está claro que hay tantos tipos de cine como espectadores. Pero por fortuna, Park Chan Wook sólo hay uno. Y es el mismo de Sympathy For Lady Vengeance, por ejemplo. La mejor noticia de Stoker es que el salto del realizador oriental al imperio hollywoodense no le ha restado un ápice de autoría...visual.

Porqué la históría aunque da pie a una vuelta de tuerca sutil grácias al talento del cineasta chino, es propio de un telefilm de sobremesa. Cuando India Stoker (Mia Wasikowska), una adolescente algo peculiar, pierde a su padre (Dermot Mulroney) en un trágico accidente de coche el día en que cumple  la mayoría de edad su vida se hace añicos y se encierra en sí misma en un luto perpetuo. Cuando Charlie (Matthew Goode), el hermano de su padre, aparece por sorpresa en el funeral, decide hacerse cargo de ella y de su inestable madre ( Nicole Kidman).

Nadie podrá negar el empeño de Park Chan Wook en centrarse hasta el más mínimo detalle en cada fotograma. Impecable fotografía. Puesta en escena sublime. Su juego visual consiste en una gran variedad de planos, encuadres y juegos de luces. En detalles tan violentos como ampollas en dedos y tan florales como un campo de trigo o un ramillete de lirios blancos. Y una superposición de diferentes flashbacks como una matrioshka narrativa que es puro orfebrería. Sí, todo esto ahí. Incluso su edición de sonido desgarradora. Pero... ¿y el guión? Pues previsible, hasta decir basta. Y es una pena porque aunque la evolución del personaje en el libreto de Wenworth Miller es mas esquemática que lo debería y ni Mia Wasikowska puede salvar de la autoparodia y su acartonamiento que cae muchas veces en la película; aunque Park Chan Wook use el cinismo en mas de una ocasión para redimir su rigidez narrativa. No parece suficiente.

Así pues, Stoker es una pelicula tan buena como el guión se le permite al cineasta. Riddley Scott decía que un director era tan bueno como la historia le permite serlo. En este caso, es así. Y es una lástima que no lo sea más. Pero si miramos el vaso medio lleno podemos decir que Park Chan Wook no se ha vendido por el emporio de Sunset Boulevard. Y que de ser así nos puede dar grandes muestras en el futuro. Esta no lo es, pero no es nada desdeñable. Ni mucho menos. Pero no está a la altura de un director con tanto potencial…

NOTA: 6 


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